Es una piel fina, sus poros no son visibles, tiende al enrojecimiento, no tolera los jabones y cosméticos y muchas veces tampoco tolera el agua. Es poco resistente a los factores climáticos y broncea muy mal con mucho riesgo de quemaduras.
Sus cuidados diarios constan de una limpieza con leches de pH ácido de 5.5. Hay que utilizar tónicos calmantes y muy suaves. Las cremas serán emolientes con componentes suavizantes.
El mantenimiento es relativamente simple. Hay que protegerse muy bien del sol y aplicar cremas antiedad de tratamiento.
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